Sin embargo, además de por su música los Rolling Stones son bien conocidos porsus excentricidades y su pasión por la mala vida. Desde sus inicios han sido un imán para el escándalo. Estas son algunas de las anécdotas, algunas completamente reales, otras a medio camino entre la realidad y la leyenda, que han convertido al grupo británico en mitos vivientes del Rock & Roll:
1.- A puñetazos
La relación entre Mick Jagger y Keith Richards es una de esas grandísimas historias de amor- odio. Los dos aseguran no soportarse, pero siempre están ahí uno al lado del otro. Jagger también ha tenido sus más y sus menos con Charlie Watts, el más discreto de ‘los Rolling’.
Cuenta la leyenda negra de la banda que Mick Jagger, borracho, le llamó una noche y le preguntó: “¿Dónde está mi batería?”. Watts se levanto de la cama, se arregló, se acercó donde estaba Jagger… para darle un puñetazo. “No me vuelvas a llamar tu batería. Tú eres mi puto cantante”, dicen que le soltó después de tumbarle.
2.- Brian Jones, el ‘Rolling’ maldito
El guitarrista Brian Jones fue uno de los miembros fundadores del grupo. Además de banda, compartía con Keith Richards un voraz apetito por las drogas que acabó consumiéndole. Los Rolling Stones le echaron en mayo del 69 y, sólo tres meses después, apareció flotando en su propia piscina. Todo ello antes de que el grupo descubriese la heroína.
Desde la muerte de Jones, ha habido tres adictos a la heroína en el grupo: Keith Richards, Charlie Watts y el sustituto de Brian Jones, Mick Taylor, quien se unió al grupo totalmente limpio y lo dejó convertido en un adicto irremediable y alcohólico.
3.- Con él llegó el escándalo
El 25 de noviembre de 1964, un jovencísimo Mick Jagger subió por primera vez al escenario del ‘Show de Ed Sullivan’ y la lió. Nunca antes el público estadounidense había visto semejante exhibición de movimientos pélvicos.
Sus caderas y sus labios se convirtieron en polémico tema de conversación durante semanas. Ed Sullivan recibió miles de telegramas de protesta de los espectadoresen los que le decían lindezas del estilo “deberías estar avergonzado por haber llevado a tu programa a una basura como los ‘Rolling Stones’”. Algunos de esos mensajes aún se conservan en la web de programa.
A partir de ese momento, los guardianes de la moral estadounidense le pidieron a Jagger que moderase sus contoneos en las apariciones televisivas.
4.- ¿Pacto con el diablo?
Desde que en 1967 publicaron el álbum ‘Their Satanic Majesties Request’ a los Rolling se les conoce como ‘Sus Satánicas Majestades’. Hay quien incluso piensa que aquel disco fue la escenificación de un pacto con el diablo, sino ¿cómo es posible que después de 50 años de excesos rocen los 70 años con tan buen aspecto? En una entrevista concedida en 1973, Keith Richards dio una de las claves: someterse a cambios periódicos de sangre para eliminar la droga de su cuerpo.
5.- Un ‘viaje’ a la cárcel
En 1967, después de que Keith Richards, Mick Jagger y algunos amigos hubieran pasado la tarde en la casa de campo del primero viajando con el LSD, la vivienda fue tomada al asalto por la policía.
A Mick Jagger le encontraron algunas anfetaminas y hachís, mientras que Keith Richards fue procesado por prestar su casa para el consumo de drogas. Tras la desmesurada exposición pública del caso, Mick Jagger fue condenado a tres meses y Keith Richards a un año de prisión.
6.- El origen del logo
El logo de la banda, el de los labios y la lengua, es un icono pop y, sin duda, el diseño más famoso de la historia de la música. Fue ideado por el diseñador Ernie Cefalu en 1971 inspirándose en los morritos de Jagger, aunque fue John Pasche quien finalmente lo dibujó.
Apareció por primera vez en la contraportada del disco ‘Sticky Fingers’. La carátula del álbum, diseñada por Andy Warhol, y en la que se mostraba un ‘paquete’ resaltado por unos vaqueros demasiado ajustados, fue censurada en España y sustituida por unos dedos saliendo de una lata.
7.- Ronnie Wood, Keith Richards y el cocotero
Mientras disfrutaba de un paréntesis en la gira 2006, animado por Ronnie Wood, al bueno de Keith Richards no se le ocurrió mejor idea que subirse a un cocotero del hotel de lujo en el que descansaba la banda en Fiyi.
Richards, que por aquel entonces contaba con 62 años, perdió el equilibrio y cayó de una altura de cinco metros. “No estaba borracho. Simplemente estaba sentado en la rama del árbol y, de repente, me caí, dando con la cabeza en el suelo”, aseguró el guitarrista al salir de la UCI.
Poco después afirmó en sus memorias que se había esnifado las cenizas de su padre, aunque no tardó en desmentirlo.
Betzabe Velez Barrios.
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